
Los recuerdos que involucran emoción, nombre propio y sorpresa tienen más fuerza.
Una carta firmada por los Reyes Magos, escrita para ese niño/a, se guarda durante años. Es un estímulo que vincula valores, tradición y autoestima.
Leerla junto a los padres, guardarla en un cajón, enseñarla a los abuelos… todo eso la convierte en memoria viva.
A diferencia de un regalo material, la carta tiene componente afectivo, simbólico, solidario y narrativo. Y si además incluye una postdata institucional, se transforma en acción comunitaria.
Porque lo escrito desde el corazón, se queda en el corazón. Y cuando se escribe con magia, el recuerdo perdura.
Quedan:
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Días
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Horas
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Minutos
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Segundos
Para el día de Reyes Magos